La Empatía
La empatía es la capacidad que tenemos las personas de ponernos en el lugar
del otro, lo cual la hace fundamental
para relacionarnos con los demás. La empatía incluye tanto respuestas
emocionales como experiencias vicarias o, lo que es lo mismo, capacidad para
diferenciar entre los estados afectivos de los demás y la habilidad para tomar
una perspectiva tanto cognitiva como afectiva respecto a los demás.
La capacidad de poder comprender a los demás y ponerse en el lugar de otros
es algo fundamental para el desarrollo de la persona.
La empatía:
- Nos ayuda a comprendernos mejor a nosotros mismos.
- Favorece el desarrollo y la adaptación emocional, ya que aprendemos a no centrar en nosotros mismos aquello que ocurre a nuestro alrededor, evitando egoísmos.
- Nos ayuda a relacionarnos mejor con los demás.
- Contribuye a desarrollar la sociabilidad, y por lo tanto es un elemento fundamental de las habilidades sociales.
- Nos hace ser personas populares y queridas.
- Al contribuir a todo esto, la empatía fortalece la autoestima de la persona, su seguridad y equilibrio.
Estudios realizados entre la población
infantil han puesto de manifiesto que existen diferencias de género en la
empatía, con resultados significativamente superiores en las niñas. También se
ha demostrado en estos estudios que Además se constató que los niños y niñas
con alta empatía tenían muchas conductas sociales positivas (prosociales,
asertivas, de consideración con los demás, de autocontrol y liderazgo), pocas
conductas sociales negativas (pasivas, agresivas, antisociales y de
retraimiento), muchas estrategias cognitivas de interacción social asertivas,
fueron nominados como compañeros prosociales, tenían alto autoconcepto, alta capacidad
para analizar emociones negativas, alta estabilidad emocional, así como muchas
conductas y rasgos de personalidad creadora. El último análisis identificó como
variables predictoras de la empatía: alto nivel de conducta prosocial, bajo
nivel de conducta agresiva y alto autoconcepto.
Es por ello que resulta tan importante
el desarrollo de la empatía tanto en la niñez como en la adolescencia. V amos a
ver ahora algunas pautas para el desarrollo de la misma:
·
Los padres son los primeros y más
importantes modelos para niños y adolescentes, por ello es importante que los
padres seamos capaces de desarrollar nuestra empatía y mostrarla a nuestros
hijos, ya que aprenden por lo que ven. Los valores y la forma de actuar de
los adultos más cercanos es transmitida a los niños y niñas sin que apenas nos
demos cuenta de ello.
·
Como padres debemos desarrollar una
autoestima sana y fuerte en los pequeños, ya que esta sana autoestima
es la les permitirá ponerse en el lugar de los otros sin sentirse vulnerables o
verse dañados por interpretaciones erróneas.
·
También es muy importante que les
enseñemos a escuchar a los demás, que sienten los otros, que
piensan, que les alegra, que les entristece, que temen, etc. Son muchas las
ocasiones en las que se puede practicar la escucha activa de los demás, cuando
tratamos de ponernos de acuerdo en la hora de llegar a casa, o los amigos con
los que no nos parece bien que vaya, etc.
·
Por ello es también importantísimo que
los padres hablemos con nuestros hijos y les expliquemos nuestras propias
emociones y sentimientos. De esta forma irán entiendo que ante una misma
situación los otros también tienen pensamientos y emociones ajenas a las de uno
mismo.
·
De esta forma les podremos enseñar
a prestar atención a los demás, mediante nuestro ejemplo: cuando
hablemos con otras personas hemos de ser capaces de escuchadlas, de mirarles a los ojos, de sentirnos cercanos
a ellas y de tratar de ponernos en su sitio, es decir hemos de ser empáticos.
Podemos utilizar para todo ello diversas
situaciones dependiendo de las edades de nuestros hijos, así podemos:
1.
Utilizar cuentos y dibujos
animados o series y películas. No
dejemos a nuestros hijos solos ante la tele, sentémonos con ellos y así
podremos explicarles y dialogar con ellos sobre las diferentes emociones de los
personajes y sobre su manera de expresarlas. Podemos hacerles además preguntas:
¿Cómo crees que se siente? ¿Por qué se siente así? ¿qué crees que puede estar
pensando? ¿Crees que el protagonista actúa bien en esa situación? ¿Cómo crees
que debería comportarse? ¡Por qué? Tú, ¿Qué hubieras hecho?
2.
Juega con ellos a imaginar que
piensan y sienten otras personas. Podemos
emplear una película, o una persona que nos encontremos en el autobús. La
actividad consiste en decirles observa a esta persona (en el caso de la
película, quitaremos el sonido y pararemos la imagen). ¿cómo crees que se
siente? ¿Por qué puede ser que se sienta así? ¿qué puede estar pensando?
3.
Utiliza caretas o sombreros
que simbolicen diferentes expresiones emocionales, una con cara sonriente, otra triste, enfadada, sorprendida, etc. Los
niños y niñas se pondrán las caretas y representarán la emoción que muestra la
cara, también podemos pedirles que expliquen porque se sienten así.
4.
Reflexiona con ellos sobre
diferentes acontecimientos o situaciones. Si se
ha enfado con uno de sus amigos, le escucharemos pero también le ayudaremos a
ponerse en el lugar del otro, podemos preguntarle y cómo crees que se siente él
o ella, que estará pensando.
5.
¿Cómo te sentirías tú, si… ? Se trata de comentar diferentes situaciones, por ejemplo el niño o niña
comenta “a esta persona le ha ocurrido esto….” le diremos entonces, ¿cómo te
sentirías tú? ¿qué harías? ¿qué crees que puede sentir y pensar esa persona…?
.
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