Tras todos estos meses de reflexiones
queda patente que una buena relación entre padres e hijos requiere respeto,
comprensión, confianza y preocupación.
Para poder construir una buena
relación con nuestros hijos adolescentes pasando más tiempo juntos, cumpliendo
promesas, bromeando y valorando sus esfuerzos y puntos fuertes.
Los adolescentes que tienen una
buena relación con sus padres tienen menos probabilidades de correr riesgos.
Tampoco podemos olvidar que criar
hijos adolescentes conlleva satisfacciones y desafíos. El crecimiento de
nuestros hijos supone un aumento de su independencia. Eso es una parte normal y
natural del crecimiento. Pero aunque esta independencia aumente, debemos
mantener nuestra relación con ellos tan íntima como cuando eran pequeños.
Todavía necesitan que los amemos, que los orientemos y que nos divirtamos con
ellos. Además, podemos sentir mucha satisfacción y felicidad a través de
nuestra relación con ellos.
Vamos, para acabar este ciclo de
reflexiones a presentar una serie de preguntas
y respuestas sobre cómo la relación entre padres e hijos puede ayudar a
mantener a los adolescentes sanos y seguros, y sobre qué podemos hacer para
construir una buena relación con nuestros hijos.
¿De qué manera tener una buena relación conmigo puede beneficiar la
salud y el desarrollo de mis hijos adolescentes?
Las investigaciones muestran que
cuando tenemos una relación íntima con los adolescentes, existen menos
probabilidades de que se metan en problemas en la escuela y de meterse en
problemas por cuestiones de sexo, drogas, alcohol y tabaco.
Si mantienen una relación sólida
con nosotros, los adolescentes tienden a aceptar nuestra supervisión, adoptar
nuestros valores e ideales y seguir nuestras reglas, incluso cuando no estamos
presentes.
¿Cuáles son las cualidades de una buena relación entre padres e hijos?
Los expertos coinciden en que las siguientes
cualidades son las más importantes de una buena relación:
•
Respeto mutuo
•
Comprensión de los sentimientos del otro
•
Ser capaces de sentir confianza en el otro
•
Sentir preocupación por el bienestar del otro
•
Conocimiento del otro: lo que le gusta, lo que
desea, lo que le agrada y lo que le desagrada
En una buena relación, los
adolescentes muestran respeto, tienen en cuenta nuestros sentimientos, confían
en nosotros, se preocupan por nosotros y se interesan por nuestra vida. Por
supuesto, todas las relaciones deben ser
recíprocas. Por lo tanto, en una buena relación entre padres e hijos,
también debemos mostrar respeto por los adolescentes, tener en cuenta sus
sentimientos, confiar en ellos, preocuparnos por su bienestar e interesarnos en
su vida.
Algunos consejos para que los padres construyan una buena relación con
los adolescentes
Existen muchas formas de mejorar
la relación con nuestros hijos adolescentes.
•
Mantenerse
en contacto. Debemos comunicarnos con nuestros hijos frecuentemente,
incluso cuando todo marcha bien. Podemos contarles a nuestros hijos qué estamos
haciendo y averiguar en qué andan ellos. Mantenernos en contacto frecuente con
nuestros adolescentes es una de las cosas más importantes que podemos hacer
como padres. Los adolescentes sienten que sus padres se preocupan por ellos
cuando nos interesamos por lo que ocurre en sus vidas. Los adolescentes, como
todas las personas, no quieren sentirse ignorados.
•
Pasar
tiempo juntos. Las familias están muy ocupadas hoy en día. Entre el
trabajo, las tareas y otros asuntos, en general queda poco tiempo para
disfrutar de la compañía de la familia. Debemos aprovechar el tiempo que sea
para poder estar con los adolescentes. Nos ayudará a ocupar un poco del tiempo
libre de los adolescentes y podremos conocerlos mejor. Nos ayudará a construir
una buena relación y permitirá que ellos sepan que nos interesan. Los
adolescentes notarán si hacemos sacrificios por pasar un tiempo con ellos y para disfrutar de ellos.
•
Cumplir
con las promesas. Si les hacemos promesas a los adolescentes, debemos
cumplirlas, de ser posible. Cuando no podemos cumplir con las promesas por
algún motivo sobre el que no podemos hacer nada, debemos hablar con los
adolescentes de ello. Debemos decirles que lo lamentamos. Los adolescentes
deben saber que pueden contar con que no faltemos a nuestra palabra. Esta es
una parte importante de ganarnos su confianza y respeto. Si cumplimos con
nuestras promesas, es muy probable que ellos cumplan con las suyas.
•
Tratar a
los adolescentes como tales. Si bien los adolescentes no son adultos aún,
ya no son niños y no se los debe tratar como si lo fueran. No debemos emplear
un tono condescendiente con los adolescentes. Debemos ser honestos con ellos.
Afirmaciones como: “Eres demasiado joven para saber de eso” faltan el respeto a
la capacidad de comprensión del adolescente.
•
Ser
considerados. Recuerdemos las fechas especiales. No es necesario que queden
señaladas con un regalo o una actividad especial. Solo debemos asegurarnos de
que los adolescentes sepan que nos hemos acordado. De vez en cuando, podemos
darles pequeñas sorpresas especiales. Podemos dejarles sobre la cama una nota
que exprese cuánto los queremos. O podemos hacerles su comida favorita sin
ningún motivo en especial.
•
Reconocer
los esfuerzos especiales. No debemos subestimar a nuestros hijos
adolescentes. Debemos elogiar sus esfuerzos especiales, por ejemplo, si les ha
ido bien en un examen, si han practicado mucho para un juego o una actuación o
si hayan sido particularmente amables con alguien.
•
Decirles
que los queremos. Amamos a nuestros hijos; sin embargo, ¿con qué frecuencia
nos tomamos tiempo para decírselo? Debemos decirles a nuestros adolescentes
cuánto los queremos, todos los días. ¡Debería ser un hábito!
•
Brindar
apoyo. Cuando nuestros hijos adolescentes han tenido un mal día, podemos
brindarles nuestro consuelo. Aunque pretenden ser adultos, todavía necesitan
nuestro apoyo. Debemos escucharlos y brindarles comprensión.
•
Evitar
las burlas hirientes. A veces nos burlamos de las personas de formas que
las menospreciamos. Debemos evitar burlarnos de esta manera de nuestros hijos,
especialmente frente a otras personas. Es muy hiriente.
•
Usar el
humor y divertirse. Podemos bromear con nuestros hijos adolescentes y estar
dispuestos a burlarnos de nosotros mismos a veces. Bromear un poco fomenta una
relación positiva.
•
Valorar
los puntos fuertes especiales de los adolescentes. Debemos aceptar a
nuestros hijos por lo que son. Afirmaciones como: “¿Por qué no puedes ser como
tu hermano mayor?” o “Tu hermana nunca me dio tantos problemas” no ayudan a que
el adolescente mejore. Estos comentarios solo harán que se sienta mal. Todos
los adolescentes tienen puntos fuertes especiales. Debemos reconocerlos y
asegurarnos de que nuestros hijos lo sepan.
•
Negociar
ciertas normas. Dar participación a nuestros hijos en la fijación de
límites y la creación de reglas. Como padres, debemos ayudar a nuestros hijos a
imponer límites y a vivir bajo ciertas reglas. Podemos brindarles un rol activo
en la decisión de cuáles son esos límites y reglas.
•
Ser
auténticos con los adolescentes. Por medio de una comunicación abierta y
frecuente con nuestros adolescentes, podremos relacionarnos con ellos como
personas que realmente se preocupan por su bienestar. También debemos ser
educados. Simples detalles de cortesía, como decir “por favor” y “gracias” y
ayudar en pequeñas cosas demuestran en buena medida cuánto los queremos. Los
buenos modales básicos demuestran cariño y respeto. Y si demostramos respeto,
lo obtendremos a cambio.