viernes, 27 de mayo de 2016

PARA PENSAR:REFLEXIÓN FINAL

Tras todos estos meses de reflexiones queda patente que una buena relación entre padres e hijos requiere respeto, comprensión, confianza y preocupación.
Para poder construir una buena relación con nuestros hijos adolescentes pasando más tiempo juntos, cumpliendo promesas, bromeando y valorando sus esfuerzos y puntos fuertes.
Los adolescentes que tienen una buena relación con sus padres tienen menos probabilidades de correr riesgos.
Tampoco podemos olvidar que criar hijos adolescentes conlleva satisfacciones y desafíos. El crecimiento de nuestros hijos supone un aumento de su independencia. Eso es una parte normal y natural del crecimiento. Pero aunque esta independencia aumente, debemos mantener nuestra relación con ellos tan íntima como cuando eran pequeños. Todavía necesitan que los amemos, que los orientemos y que nos divirtamos con ellos. Además, podemos sentir mucha satisfacción y felicidad a través de nuestra relación con ellos.
Vamos, para acabar este ciclo de reflexiones a  presentar una serie de preguntas y respuestas sobre cómo la relación entre padres e hijos puede ayudar a mantener a los adolescentes sanos y seguros, y sobre qué podemos hacer para construir una buena relación con nuestros hijos.
¿De qué manera tener una buena relación conmigo puede beneficiar la salud y el desarrollo de mis hijos adolescentes?
Las investigaciones muestran que cuando tenemos una relación íntima con los adolescentes, existen menos probabilidades de que se metan en problemas en la escuela y de meterse en problemas por cuestiones de sexo, drogas, alcohol y tabaco.
Si mantienen una relación sólida con nosotros, los adolescentes tienden a aceptar nuestra supervisión, adoptar nuestros valores e ideales y seguir nuestras reglas, incluso cuando no estamos presentes.
¿Cuáles son las cualidades de una buena relación entre padres e hijos?
 Los expertos coinciden en que las siguientes cualidades son las más importantes de una buena relación:
      Respeto mutuo
      Comprensión de los sentimientos del otro
      Ser capaces de sentir confianza en el otro
      Sentir preocupación por el bienestar del otro
      Conocimiento del otro: lo que le gusta, lo que desea, lo que le agrada y lo que le desagrada
En una buena relación, los adolescentes muestran respeto, tienen en cuenta nuestros sentimientos, confían en nosotros, se preocupan por nosotros y se interesan por nuestra vida. Por supuesto, todas las relaciones deben ser recíprocas. Por lo tanto, en una buena relación entre padres e hijos, también debemos mostrar respeto por los adolescentes, tener en cuenta sus sentimientos, confiar en ellos, preocuparnos por su bienestar e interesarnos en su vida.

Algunos consejos para que los padres construyan una buena relación con los adolescentes
Existen muchas formas de mejorar la relación con nuestros hijos adolescentes.
             Mantenerse en contacto. Debemos comunicarnos con nuestros hijos frecuentemente, incluso cuando todo marcha bien. Podemos contarles a nuestros hijos qué estamos haciendo y averiguar en qué andan ellos. Mantenernos en contacto frecuente con nuestros adolescentes es una de las cosas más importantes que podemos hacer como padres. Los adolescentes sienten que sus padres se preocupan por ellos cuando nos interesamos por lo que ocurre en sus vidas. Los adolescentes, como todas las personas, no quieren sentirse ignorados.

             Pasar tiempo juntos. Las familias están muy ocupadas hoy en día. Entre el trabajo, las tareas y otros asuntos, en general queda poco tiempo para disfrutar de la compañía de la familia. Debemos aprovechar el tiempo que sea para poder estar con los adolescentes. Nos ayudará a ocupar un poco del tiempo libre de los adolescentes y podremos conocerlos mejor. Nos ayudará a construir una buena relación y permitirá que ellos sepan que nos interesan. Los adolescentes notarán si hacemos sacrificios por pasar un tiempo con  ellos y para disfrutar de ellos.

             Cumplir con las promesas. Si les hacemos promesas a los adolescentes, debemos cumplirlas, de ser posible. Cuando no podemos cumplir con las promesas por algún motivo sobre el que no podemos hacer nada, debemos hablar con los adolescentes de ello. Debemos decirles que lo lamentamos. Los adolescentes deben saber que pueden contar con que no faltemos a nuestra palabra. Esta es una parte importante de ganarnos su confianza y respeto. Si cumplimos con nuestras promesas, es muy probable que ellos cumplan con las suyas.

             Tratar a los adolescentes como tales. Si bien los adolescentes no son adultos aún, ya no son niños y no se los debe tratar como si lo fueran. No debemos emplear un tono condescendiente con los adolescentes. Debemos ser honestos con ellos. Afirmaciones como: “Eres demasiado joven para saber de eso” faltan el respeto a la capacidad de comprensión del adolescente.

             Ser considerados. Recuerdemos las fechas especiales. No es necesario que queden señaladas con un regalo o una actividad especial. Solo debemos asegurarnos de que los adolescentes sepan que nos hemos acordado. De vez en cuando, podemos darles pequeñas sorpresas especiales. Podemos dejarles sobre la cama una nota que exprese cuánto los queremos. O podemos hacerles su comida favorita sin ningún motivo en especial.

             Reconocer los esfuerzos especiales. No debemos subestimar a nuestros hijos adolescentes. Debemos elogiar sus esfuerzos especiales, por ejemplo, si les ha ido bien en un examen, si han practicado mucho para un juego o una actuación o si hayan sido particularmente amables con alguien.

             Decirles que los queremos. Amamos a nuestros hijos; sin embargo, ¿con qué frecuencia nos tomamos tiempo para decírselo? Debemos decirles a nuestros adolescentes cuánto los queremos, todos los días. ¡Debería ser un hábito!

             Brindar apoyo. Cuando nuestros hijos adolescentes han tenido un mal día, podemos brindarles nuestro consuelo. Aunque pretenden ser adultos, todavía necesitan nuestro apoyo. Debemos escucharlos y brindarles comprensión.

             Evitar las burlas hirientes. A veces nos burlamos de las personas de formas que las menospreciamos. Debemos evitar burlarnos de esta manera de nuestros hijos, especialmente frente a otras personas. Es muy hiriente.

             Usar el humor y divertirse. Podemos bromear con nuestros hijos adolescentes y estar dispuestos a burlarnos de nosotros mismos a veces. Bromear un poco fomenta una relación positiva.

             Valorar los puntos fuertes especiales de los adolescentes. Debemos aceptar a nuestros hijos por lo que son. Afirmaciones como: “¿Por qué no puedes ser como tu hermano mayor?” o “Tu hermana nunca me dio tantos problemas” no ayudan a que el adolescente mejore. Estos comentarios solo harán que se sienta mal. Todos los adolescentes tienen puntos fuertes especiales. Debemos reconocerlos y asegurarnos de que nuestros hijos lo sepan.

             Negociar ciertas normas. Dar participación a nuestros hijos en la fijación de límites y la creación de reglas. Como padres, debemos ayudar a nuestros hijos a imponer límites y a vivir bajo ciertas reglas. Podemos brindarles un rol activo en la decisión de cuáles son esos límites y reglas.


             Ser auténticos con los adolescentes. Por medio de una comunicación abierta y frecuente con nuestros adolescentes, podremos relacionarnos con ellos como personas que realmente se preocupan por su bienestar. También debemos ser educados. Simples detalles de cortesía, como decir “por favor” y “gracias” y ayudar en pequeñas cosas demuestran en buena medida cuánto los queremos. Los buenos modales básicos demuestran cariño y respeto. Y si demostramos respeto, lo obtendremos a cambio. 

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