jueves, 1 de octubre de 2015

Para pensar mes de octubre.

¿Qué es la Inteligencia Emocional?

La inteligencia emocional es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y el conocimiento para manejarlos. Es sentir, entender, controlar y modificar estados anímicos propios y ajenos.

¿Cuáles son las habilidades prácticas de la Inteligencia Emocional?

Las habilidades prácticas que se desprenden de la Inteligencia Emocional son cinco, y pueden ser clasificadas en dos áreas:

·         Inteligencia Intrapersonal (internas, de autoconocimiento) a la que pertenecen las siguientes 3 habilidades:
·         La autoconciencia (capacidad de saber qué está pasando en nuestro cuerpo y qué estamos sintiendo). Algunos autores hacen referencia a ella como Conciencia emocional, que es la que nos permite darnos cuenta y ser conscientes de:
·         Lo que sentimos.
·         Poner nombre a las emociones que sentimos. Vocabulario emocional.
·         Identificar y ser conscientes de las emociones de las demás personas.
·         Conciencia del propio estado emocional.
·         Comprender el significado y las ventajas o desventajas de cada una de las emociones.

·         El control emocional (regular la manifestación de una emoción y/o modificar un estado anímico y su exteriorización). Algunos autores hacen referencia a ella como Regulación emocional, que es la que nos permite responder de manera adecuada a las distintas situaciones emocionalmente intensas (estrés, frustración, cansancio, enfado, debilidad, miedo, inseguridad, alegría, ilusión…)
· Estrategias de regulación emocional: diálogo interno, relajación, reestructuración
·         cognitiva…
·         Estrategias para el desarrollo de emociones positivas.
·         Regulación de sentimientos e impulsos.

·         La capacidad de motivarse y motivar a los demás. Otros autores la denominan Autonomía emocional, que es la que nos permite tener confianza en nosotros/as mismos/as, tener autoestima, pensar positivamente, automotivarnos, tomar decisiones de manera adecuada y responsabilizarnos de forma relajada y tranquila.
·         Noción de identidad, conocimiento de uno/a mismo/a (autoconcepto).
·         Valoración positiva de las propias capacidades y limitaciones.

·         Inteligencia Interpersonal (externas, de relación) a la que pertenecen las dos habilidades restantes:
·         La empatía (entender qué están sintiendo otras personas, ver cuestiones y situaciones desde su perspectiva), para otros autores el nombre más adecuado sería el de Habilidades socioemocionales. Consiste en ser capaces de manejar cada una de las distintas y variadas situaciones sociales con el conjunto de emociones positivas y negativas que ello conlleva. El desarrollo de esta competencia implica:
·     Escuchar activa y dinámicamente a las otras personas. Así, les haremos sentirse importantes.
·         Dar y recibir críticas de manera constructiva, lo que solemos llamar “recibir la medicina amarga”.
·         Comprender al resto y conseguir que nos comprendan.
·        Ser asertivo/a en nuestro comportamiento, estando dispuestos a ser sinceros/as expresar lo que pensamos, sentimos y hacemos ante el resto y a lo que representan.
·        Enfrentarnos inteligentemente a cada uno de los conflictos que tenemos en nuestro día a día.
·      Mantener buenas relaciones interpersonales con las personas con las que vivimos o trabajamos.
·         Trabajar en equipo e implicar a las personas en proyectos y objetivos.

·         Las habilidades sociales (habilidades que rodean la popularidad, el liderazgo y la eficacia interpersonal, y que pueden ser usadas para persuadir y dirigir, negociar y resolver disputas, para la cooperación y el trabajo en equipo). El fin último al cual todas las personas aspiramos con cada uno de nuestros actos es conseguir la felicidad (desde la dimensión emocional, hablaríamos de experimentar un bienestar subjetivo). Se trata de ofrecer recursos que ayuden a organizar una vida sana y equilibrada, superando posibles obstáculos que la vida pueda deparar.
·    Habilidades de organización (del tiempo, trabajo, tareas cotidianas) y desarrollo personal y social.
·         Habilidades en la vida familiar, escolar y social.
·         Actitud positiva y real (mediante planes de acción individual) ante la vida.

Las competencias emocionales se desarrollan aprendiendo a manejar una serie de habilidades prácticas y específicas, y éstas pueden ser una pieza clave del puzzle que forman la eficacia profesional y el bienestar personal.


Como se puede advertir por la amplitud de estas competencias o habilidades, la Inteligencia Emocional es útil en tiempos de bonanza, e imprescindible en tiempos difíciles. 

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